jueves, 27 de diciembre de 2007

¿Qué tengo, qué me queda?


¿Qué otro sentimiento

podría tener yo

que el de leer y escribir

que son mi vocación?

¡Amo al mundo

por su perfecta armonía!

y a todos mis amigos por su compañía;

amo a las mujeres que han alternado

su paso con el mío,

más a todos ellos

pronto he perdido.

Si a cada segundo se va la vida,

a cada suspiro, a cada letra que escriba

¿Qué me quedará, entonces, de todo?

Solo el sentimiento de la buena vida:

con sus tristezas, y sus alegrías.